Antes de leer este Post, deberías leer Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes (si no lo has hecho ya)

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Tras muchos años de andadura profesional, dando tumbos de una empresa a otra, acumulando amigos en todas ellas y llenando la mochila de errores, caídas, éxitos y experiencia…. curiosa la vida, me vuelve a traer a la casilla de salida.

Todos sabemos que los inicios son difíciles, y el primer contacto con el mundo laboral no es una excepción, ya sea de becario o de alumno en prácticas, puede no resultar tan idílico ni formativo como se espera, sino más bien una “pérdida de tiempo” para tí y para la empresa, ésta última además, generalmente desaprovecha la oportunidad de encontrar nuevos talentos por no mermar la capacidad productiva de sus verdaderos empleados.

Ante este panorama, imaginareis mi hastío y falta de ilusión, ante la perspectiva de buscar empleo en un campo profesional diferente al mío y tan inhóspito como la programación, sin experiencia y sin formación reglada. En el que tengo que empezar de cero y con toda la humildad que requiere la situación. Ésta vez caí en la casilla de la “Cárcel”!

Sin embargo, gracias al desconocimiento de mi hermana sobre lenguajes de programación, y a su falta de criterio en las búsquedas de empleo, llegó a mí la oferta de formación de Soltel: “¿Quieres ser un auténtico Desarrollador Java?”, decía…

Y esa misma pregunta me hizo la persona que me entrevisto: “Con el curriculum que tienes, ¿realmente quieres redirigir tu carrera a la programación?, ¿y emplear 3 meses para formarte sin cobrar?”.

Afortunadamente, tanto el equipo de Soltel como yo vemos la formación de una forma diferente. Esto es, como una inversión de futuro, independientemente del tiempo y del dinero, que va a repercutir positivamente tanto en la empresa como en mi carrera profesional.

Al contrario de lo que esperaba al “apuntarme” a unas prácticas, estoy realizando tareas, experimentando e investigando sobre proyectos y problemas reales, que sin duda podré aplicar el día de mañana en cualquier puesto de trabajo.

Otra cuestión fuera de lo habitual es que somos un grupo de 6 becarios, ventaja añadida ya que nos están inculcando desde el primer día el trabajo en equipo, la capacidad de comunicar, consensuar y compartir los problemas y éxitos con los compañeros, tal como ya hacen los propios trabajadores de la empresa.

En este contexto, extrañamente, he pasado de la “vergüenza” de volver a ser becaria, al orgullo de poder ser una padawan.

¿Y qué sería de un/una padawan sin sus Jedis?, sí, en este aspecto, Soltel también ve las cosas de otra forma. El equipo más asentado y experimentado no se conforma con producir y transmitir sus conocimientos, sino que premia cada semana el trabajo y la dedicación de la persona más votada por el resto de compañeros. Sin olvidar los compromisos profesionales, hacen más distendido y agradable el ambiente de trabajo con esta friki-iniciativa.

Estando en juego el Premio Yoda, no es de extrañar que todos los padawans queramos quedarnos al finalizar las prácticas. Ésta es también una opción real que proporcionan desde Soltel, ya que padawans de ediciones anteriores ya se encuentran en plantilla, con posibilidad de ascender profesionalmente.

Así que, a pesar de encontrarme de nuevo en la casilla de salida, en un ámbito mayoritariamente masculino y en un campo que no es el mío, voy a la oficina todos los días ilusionada por resolver nuevos retos o los fallos del código del día anterior, por preguntar a mis compis esto o aquello o poder compartir con ellos lo último que haya descubierto.

En definitiva, ser una padawan me ha re-motivado para continuar con mi formación en programación y estos 3 meses sin cobrar se van a traducir en unos valiosos 3 meses de experiencia que poder aportar en futuras ofertas de empleo. Y quién sabe, quizás algún día pueda llegar a ser una auténtica Jedi!, espero que la fuerza me acompañe 🙂

Fdo: Marta.